Por Agencia Reforma el 06/09/2020 08:32

 

La contingencia es una oportunidad para que los docentes mejoren sus prácticas de enseñanza y un gran reto pedagógico y personal

 

Ciudad de México (Mario Rivera). Falta de capacitación en el uso de herramientas tecnológicas, dificultades para establecer vínculos con los alumnos por vía remota, riesgos de abandono o rezago escolar y la necesidad de apoyar emocionalmente a los niños son escenarios por los que especialistas en educación prevén un presente y futuro complicado para los docentes.

 

Más destrezas, menos contenidos

 

David Calderón, presidente ejecutivo de Mexicanos Primero, indica que si bien la contingencia es una oportunidad para que los docentes mejoren sus prácticas de enseñanza, ésta también representa un gran reto pedagógico y personal, ya que los maestros ahora deben ofrecer apoyo emocional.

 

Valor distintivo

 

“Como nunca antes se veía, va a quedar claro que los maestros tienen que ser apoyo y orientación socioemocional. Ya quedó claro que el valor distintivo de los maestros no es que sean expertos temáticos”, expone.

 

“Los niños van a llegar muy diferentes, van a llegar muy cambiados por la situación, van a llegar también con ciertos ajustes del encierro prolongado. Va a haber niños que van a llegar eufóricos. Va a haber niños que van a hablar todo el tiempo, van a llegar niños tristes, deprimidos, a lo mejor hubo quien tuvo padecimientos en su casa, enfermos, hasta fallecimientos en la familia.

 

“Unos van a llegar con problemas de conducta porque vienen de comer azúcar como locos, sin horarios con los papás que no pudieron atenderles, y entonces vienen de cinco meses de crecer sin ninguna regla y al meterlos en un salón van a estar como chinampina”, vislumbra Calderón.

 

En el Sistema Educativo Mexicano y en la formación de maestros en Normales, señala, no se le da la importancia debida al aspecto socioemocional.

 

“Va a ser una necesidad y veo a los maestros en el futuro siendo como se dice ahora, coaches de metas, o sea, alguien que te orienta para que alcances estos propósitos, alguien que te hace las preguntas correctas, alguien que te pone retos, alguien que te da ánimo y que te consuela”, dice.

 

Esto, además, agrega, en un ambiente en el que los niños están desarrollando la capacidad de buscar por sí mismos las respuestas, “más por necesidad que por mérito”, lo que llamó a aprovechar.

 

“Ya desarrollaron más sus habilidades de investigación, de orientación. Ya no todo les llegó tan claro o tan peladito y a la boca como a veces son las lecciones presenciales. Tuvieron que leer varias veces el libro, le tuvieron que preguntar a cinco adultos de su casa, le tuvieron que llamar por teléfono al otro niño para ver cómo lo resolvió. El papel de los maestros del futuro va a ser también eso: alguien que te va a enseñar habilidades y destrezas y mucho menos contenidos”.

 

Vínculo resquebrajado 

 

Para Manuel Gil Antón, investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), los vicios educativos se arrastraron del modo presencial al virtual.

 

Y señala que los docentes que así manejen el aprendizaje, corren el riesgo de que en un futuro rompan el único vínculo que tenían con alumnos y que durante y después del confinamiento sus rostros y nombres sean difusos.

 

El especialista en educación apunta que por varios años se instituyó el método del dictado, con poca o nula retroalimentación a educandos. Así, explica, la educación era unidireccional, cuando debe ser bidireccional para garantizar la comprensión del pupilo. De lo contrario, advierte, aumenta el peligro de abandono o rezago escolar.

 

“Cuando hay educación presencial y el profesor o la profesora dicta, hace igual que la tele. Eso es unidireccional y no sirve. El vínculo pedagógico es un asunto muy complejo, es una profesión sumamente difícil la de los maestros y las maestras porque tienen que generar bien ese aprendizaje.

 

“Me parece que el maestro y la maestra como figuras profesionales que saben generar ambientes de aprendizaje, lo van a poder hacer en el aula o a través de los medios de la tecnología moderna, sí y sólo sí son profesionales de la educación, no si son simples títeres de las decisiones que toma en la capital de la República una Secretaría de Educación Pública muy lejana a la diversidad del País”, opina.

 

Gil Antón remarca que un docente no puede ser suplantado, pero en este programa educativo de Aprende en Casa, sí se está excluyendo, por lo que para evitar que los rostros, lecciones y nombres de los maestros sean difusos, es necesario que éstos innoven y busquen la manera de llegar de forma efectiva a los estudiantes.

 

“No es que los hayan excluido porque hay pandemia, obviamente no puede haber educación presencial, partamos de ese hecho. En unos meses del siglo pasado, muchos profesores y profesoras se las ingeniaron. No había WhatsApp, unos profesores y profesoras lo hicieron por cartas, manuscritos, otros tenían una sesión de cinco niños en las comunidades más pequeñas cada día con distancia, al aire libre.

 

“Me parece que la mediación entre la pantalla y el receptor que es la niña, el niño o el adolescente se puede lograr con limitaciones a través del magisterio y no colocar al magisterio como el vigilante de que el niño o la niña esté viendo la tele. Poner al profesor a juntar esas fotos y mandárselas al director para decirle ‘todos mis alumnos estuvieron en clase frente a la tele’ es una ofensa para el magisterio.

 

“Los profesores y profesoras de verdad no son policías del conocimiento. El fin no es que haya clases, el fin es que haya aprendizaje y, para que haya aprendizaje, allí hay que apoyar todas las iniciativas que se les ocurra a los profesores y profesoras en su contexto. Alguien puede conseguir un altavoz y dar clases caminando a media calle, buscar todo aquello que lo haga, es vincularse con los estudiantes”, insta.

 

 

Muro tecnológico

 

Pedro Flores Crespo, investigador de la Universidad Iberoamericana y de la Universidad Autónoma de Querétaro, subraya que una de las principales dificultades que trajo esta emergencia sanitaria es el forzoso uso de herramientas tecnológicas, para las que muchos alumnos y maestros no tenían preparación ni acceso, y que de forma preponderante marcará el futuro de su rumbo escolar o laboral.

 

Quien también se desempeñó como Secretario Técnico del Consejo de Especialistas para la Educación, que fue un órgano asesor de la SEP, señala que el Gobierno actual impuso un modelo centralista que no considera opiniones de la comunidad educativa, las objeciones de profesores y características de los diferentes entornos, por lo que excluyó a muchos mexicanos.

 

“Claramente son acciones erráticas, sin rumbo, que desafortunadamente van a terminar en ineficiencias. Siguen haciendo mal las cosas. A través de estas herramientas es muy difícil seguir un trabajo asiduo escolar, sobre todo para los chiquitos de preescolar, de primaria, y era necesario tener una imaginación educativa distinta, una idea de cómo aprendemos y porqué aprendemos”, considera.

 

El experto enfatiza en que no hay información clara de los resultados de Aprende en Casa 1, por lo que no se podrán corregir las fallas de la estrategia implementada en el ciclo escolar 2019-2020, el primero durante la pandemia por Covid-19.

 

“Al hacer este tipo de estrategias unificadas, homogéneas de gran escala, sin pensar en los sectores más desprotegidos, pues lo que va a ocurrir es que se va a pronunciar la brecha de aprendizaje entre los niños que puedan seguir sus clases en línea, las familias que tengan pocos miembros, las familias que tengan conectividad, las familias donde los padres puedan quedarse en su casa”, expone.

 

Para Flores Crespo, esto generará un ambiente de carga de trabajo para el maestro, porque, además de aprender a usar las herramientas, deberá costearlas, buscar planes de datos para la comunicación con sus alumnos y también abatir las deficiencias generadas por esta situación de emergencia.

 

“No es cierta la intención de reivindicar al magisterio. No los toman en cuenta para hacer este tipo de programas. Hemos tenido en el sexenio pasado la desconfianza hacia un profesor que había que evaluarlo constantemente y si no, cesarlo, y bueno, ahora, se pasó del otro lado: la idea de que los profesores no somos responsables de nada.

 

“Los maestros van a ser ejecutores de decisiones previamente tomadas, eso no es revalorizar a los profesores, eso es usarlos como una instrumento más de la maquinaria política educativa. No veo que esto pueda mejorar ante una situación de mucha gravedad como la que estamos viviendo, enfrentando zozobras, incertidumbre, miedos y donde esperamos de la autoridad una perspectiva más amplia, más profunda. Hay que hacer acciones puntuales, compensatorias porque nuestro futuro depende de nosotros”, concluye.


Fuente

https://www.mibolsillo.com/educacion/Estan-maestros-en-jaque-por-la-nueva-forma-de-impartir-clases-20200906-0003.html

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